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viernes, 18 de noviembre de 2016

46. EXÁMENES PARA SABER SI SABEN

El examen es una de las herramientas para evaluar los aprendizajes adquiridos. Saber si los exámenes que recibe su hijo son los adecuados es fácil de ver. La enseñanza es como la dieta mediterránea, variada y rica. En una ensalada, por ejemplo, brillan los distintos colores de sus componentes, rojo del tomate, verde de la lechuga, beige del atún, amarillo del maíz y castaño oscuro de las pasas. Los exámenes deben saber a lo mismo, a variedad. Habrá preguntas para evaluar la redacción, otras para el orden mental, unas para el razonamiento y la mayoría sobre conceptos a dominar. En fin, redacción, razonamiento y memoria son una trilogía aplicable a la mayoría de materias. Obviamente cada especialidad desarrollará un tipo de examen u otro en función de las preferencias del docente sin pasarse de una hora de trabajo. Aquellos exámenes de más de 50 minutos evalúan al púber durante su cansancio y no en su lucidez. Además si un docente impone pruebas de más de una hora a sus alumnos, afecta a la siguiente sesión de otro docente. Una vez diseñado el ejercicio de evaluación queda lo peor, la hora de examen. Al inicio de un control es altamente profesional relajar a los alumnos para obtener el máximo de ellos. Eso lo hacía un profesor de bachillerato antes de dar el pistoletazo de salida. Una vez les entregaba la hoja, que prohibía comenzar, les decía..Luego les insistía que lo primero era poner su nombre, y acto seguido evitar ponerse a escribir de inmediato bajo la ansiedad del momento. En fin que debían relajarse ante aquel simple ejercicio. Para ello leía una a una todas las preguntas por si había dudas, e incluso daba alguna pequeña pista de regalo. Una vez cerradas todas las incertidumbres..Algo que uno puede valorar de los docentes es su tipo de exámenes. Estos son muy variopintos en función del país, nivel, profesor y materia. De todas formas las próximas características pueden resultar útiles para discernir entre buenos y malos exámenes. El objetivo de todo control es bien claro, descubrir lo que realmente sabe el escolar y no intentar suspenderle. La mente del adolescente no la podemos ver pero sí sus palabras, por tanto a través del lenguaje escrito debemos evaluar si sabe o no sabe expresar lo aprendido. Un profesor de naturales de Zaragoza opinaba que un examen debe permitir ver el esqueleto mental de las ideas del púber, para ello planteaba exámenes muy cortos en donde, directa o indirectamente, preguntaba casi todo lo explicado aquel trimestre. Él no buscaba que le escribieran una enciclopedia, todo lo contrario, sólo quería que le mostraran los conceptos bien aprendidos y bien relacionados. Al final, y como corolario, a partir de uno de los esquemas, ponía una pregunta de redacción para evaluar el nivel de escritura. Estos exámenes cortos lograban dos cosas, primero no estresar a los alumnos durante su desarrollo, y lo segundo una corrección rápida evaluando todo lo exigido, en fin, mínimo esfuerzo pero máximo rendimiento. Así pues, este docente proponía exámenes de síntesis de tal forma que el escolar debía mostrar el bosque pero sin dibujar ningún árbol. Por eso pedía esquemas, cuadros sinópticos o tablas de los contenidos enseñados. En primer ciclo dejaba tales esbozos a medias para que los alumnos los rellenaran pero en segundo ciclo y bachillerato los estudiantes debían realizarlos al completo. En materias instrumentales como lenguas y matemáticas, o de tipo abstracto como la química, este tipo de examen le indicará el docente que sí tiene las cosas claras ante sus adolescentes. En materias tipo flor, las fáciles de aprobar, la estrategia a seguir puede ser otra. Un profesor de optativas dejaba utilizar el libro durante los controles pero de una manera muy peculiar. Éste les mandaba que realizaran un esquema visual de un capítulo del libro o de una serie de páginas, todo ello con símbolos matemáticos y ninguna redacción, sólo síntesis y estructura de las ideas. Luego de un esquema debían desarrollar una redacción, algo altamente práctico para los alumnos. A ello les había estado entrenando durante todo el trimestre. Escribir sobre algo requiere que ese algo esté ordenado y con una conclusión final. Confeccionar esquemas antes de responder una pregunta permite eso mismo, ordenar las ideas, redactar correctamente y alcanzar una síntesis final. El mismo docente anterior, y durante el mismo examen, pedía a los alumnos que le mostraran sus apuntes de clase. De esta manera veía quienes habían trabajado las anotaciones en casa y quienes no. Las dos valoraciones, la del examen y la de los apuntes, le daban una idea bastante exacta del esfuerzo y conocimientos del alumno. En otra ocasión, un profesor de filosofía dictaba en clase más de cincuenta preguntas básicas a los alumnos. Tales cuestiones respondían a lo que debían saber ese trimestre a nivel fundamental. En el examen les ponía diez de esas preguntas. Con ello daba clara opción de obtener un buen resultado a todo aquel que llevara bien los apuntes y el estudio. ¿Resultado final? Aprobaban quienes aprendían y redactaban bien.

martes, 15 de noviembre de 2016

PACTO DE ESTADO POR LA EDUCACIÓN (propuesta)

Las leyes educativas de nuestro país llevan décadas oscilando con cada cambio de gobierno. Desgraciadamente ello no ha resuelto diferentes situaciones como el gigantesco fracaso escolar que casi duplica la media europea, la baja inversión en educación muy inferior a la media comunitaria y unas leyes educativas que defienden más los intereses ideológicos del Gobierno al cargo que la mejora y estabilidad de la enseñanza. Tras seis leyes educativas en treinta años, éstas y otras problemáticas, no se han solucionado.

Visto lo anterior, resulta imperioso un compromiso de Estado por la Educación que mejore y estabilice urgentemente nuestro Sistema Educativo. Para conseguirlo es imprescindible blindar un pacto entre el partido al Gobierno y el resto de grupos para su completo acatamiento. Así lo han consensuado la izquierda y la derecha en otros países europeos. Se hace necesario por tanto un Pacto de Estado por la Educación que garantice, gobierne quien gobierne, la estabilidad de la enseñanza nacional. Con tal objetivo los firmantes de este manifiesto vemos prioritario que este Pacto de Estado por la Educación contenga el siguiente decálogo de mínimos para una enseñanza y educación con garantías de éxito.

1. El objetivo de todo sistema educativo es formar personas cívicas, cultas y críticas mediante la transmisión de conocimientos veraces, lógicos y éticos. Todo para que devengan buenas personas, buenos profesionales y expertos en un máximo de habilidades. En conjunto, una buena educación debe preparar al individuo para tomar las mejores decisiones ante las cambiantes situaciones de la vida.

2. La educación y la enseñanza es un derecho universal para que los jóvenes aprendan conocimientos veraces sin prejuicios dogmáticos, políticos o históricos. La educación no es ni de izquierdas ni de derechas, es simplemente una necesidad social para brindar buenas oportunidades a cada nueva generación y así mejorar nuestra civilización bajo los valores, el respeto y el civismo. Es decir, la educación es una orientación bajo el aprendizaje de conocimientos objetivos y contrastables. No puede ser por tanto una manipulación ideológica del individuo. La verdad bajo la lógica y los hechos permite el pensamiento crítico acertado, mientras que los prejuicios bajo el sentido común adoctrinado conllevan a la mediocridad y a la confusión. Los primeros se aproximan abiertamente a muchas verdades mientras que los segundos sólo están convencidos de poseer la suya.

3. La educación persigue la adquisición de conocimientos, aptitudes y habilidades que sirvan y orienten al individuo con efectividad. Para ello hay que trazar un currículum fuerte, amplio y bien estructurado con la finalidad de evitar saltos bruscos entre las etapas educativas y concatenar progresivamente unos con otros el máximo de aprendizajes.

4. El Sistema Educativo y toda la sociedad deben respetar, valorar y dignificar la profesión docente bajo tres preceptos. Primero, que haya un mínimo de ingerencias en el trabajo de estos profesionales como sucede ante un diagnóstico médico, ante la reparación de un ordenador o ante la puesta a punto de un coche. Segundo, que los docentes posean el mayor tiempo posible para preparar sus clases, mejorar sus conocimientos y optimizar la didáctica de los mismos. Y tercero, una mejora sustancial de sus condiciones de trabajo para atraer a doctos y competentes especialistas en todos y cada uno de los ciclos formativos.

5. El Sistema Educativo no se puede confundir sólo con el Sistema Escolar ya que no son lo mismo. El Sistema Educativo se halla formado por el Sistema Escolar, el Familiar y el Administrativo mientras que el escolar sólo por los centros educativos. Desgraciadamente, y durante las tres últimas décadas, nuestras leyes educativas han tendido a confundir el sistema educativo con el escolar. El Pacto de Estado por la Educación debe ampararse en un marco legal donde el Sistema Educativo englobe el Sistema Escolar, el Familiar y el Administrativo como sí sucede en el tan aplaudido Sistema Educativo de Finlandia. Sin centros de enseñanza, familias y administración comprometidos y regulados por ley, acaban pivotando sobre el sistema escolar demasiadas funciones que diluyen la transmisión de conocimientos, habilidades y aptitudes.

6. La enseñanza y la educación eficaz son las que utilizan métodos probados, contrastados y demostrados universalmente. Por ahora no sabemos cómo aprende ni muestra lo aprendido nuestro cerebro, es decir, cómo codifica y descodifica la información. De saberlo quizás ya estaríamos a punto de conectar nuestras mentes con un USB y prescindir del caro Sistema Educativo. Así pues, y sin evidencias científicas que lo avalen, resulta falaz e insensato aplicar aquellas teorías que afirman saber cómo nuestro cerebro procesa el aprendizaje. Estas hipótesis no poseen ni datos científicos ni pruebas empíricas al respecto, y consecuentemente no pueden dictaminar cómo enseñar en las aulas. En definitiva, y en base a la experiencia probada y contrastada, hay que aplicar aquellos métodos que en un gran número de centros y en una amplia diversidad de alumnos, demuestren que reducen nuestro acuciante fracaso escolar y mejoran la educación. No debemos juzgar un sistema educativo por la altura de sus intenciones, sino por sus resultados.

7. La educación es un derecho, pero también un deber. Un derecho constitucional para cualquier ciudadano en su etapa formativa y un deber que incumbe a padres, docentes e instituciones.

8. La enseñanza y la educación son procesos asimétricos donde quién más sabe, enseña más que aprende, y quién menos sabe, aprende más que enseña. Por tanto, un buen cuerpo docente debe de estar formado por doctos maestros y profesores que dominen ampliamente su especialidad y la didáctica de la misma.

9. La educación se fundamenta en la lectura, comprensión y adquisición de una gran mayoría de conceptos escritos. Aunque los humanos no nacimos para leer, sí somos educables en ello. Además, y sin capacidad de comprensión lectora, jamás se entiende lo que se debe aprender. Por tanto en Infantil y Primaria los alumnos necesitan maestros con un dominio rico, elegante y preciso de los idiomas oficiales, más una didáctica excelsa para enseñarlos. Los alumnos deben acabar Primaria con destrezas probadas a nivel de lectura mecánica, comprensión lectora y redacción de los conceptos que han adquirido. Sin ese dominio un joven no puede ni entender, ni aprender, ni escribir lo que cree saber. Eso les lleva a menudo a la frustración, a la desmotivación y a dejar los estudios.

10. Médicos y científicos expertos deben detectar en Infantil aquellos alumnos cuyas deficiencias innatas o adquiridas les comporten un bajo rendimiento. Resulta fundamental que este diagnóstico y tratamientos se apliquen a la más temprana edad escolar. Sin terapias precoces, sin dedicación estudiantil y sin un buen sistema educativo, ningún estudiante se acercará a su potencial heredado ni podrá asimilar fácilmente lo que sus educadores le brindaron.

45. PEDAGOGÍA versus DIDÁCTICA (EMC)

La Enseñanza Múltiple Contrastada (EMC) implica una innovación y mejora continuas en nuestro sistema educativo. Se han propuesto, en este blog, praxis que funcionan pero se deja el ensayo abierto a otros docentes que quieran añadir las suyas, ¿y qué mayor innovación educativa no es ésta? Los buenos docentes se interesan por las didácticas que funcionan, que conocen a fondo y que se adaptan a sus necesidades. De esta manera eluden ideas teóricas sin comprobar, alejadas de la realidad escolar y fraudulentamente innovadoras. Toda la pedagogía teórica, y como hemos detallado, halla sus orígenes en autores de hace más de cien años. Es decir, que llamarlas innovadoras resulta falaz, confuso y falso. Además toda esa ficticia teoría educatica se fundamenta en preceptos imaginarios, irreales y nada científicos. Ya vimos que la remota pedagogía teórica, con su subordinación del conocimiento al método, no resultó ser una ciencia. Todas sus teorías no hallan demostración alguna ni resultados exitosos, todo lo contrario, la aplicación de las mismas implicó el aumento del fracaso escolar en Estados Unidos, Suecia, Francia y España. Queda claro por lo tanto, que la pedagogía teórica no resultó nada didáctica. En cambio ésta, la didáctica, lleva decenios dando buenos resultados ya que subordina el método al contenido. La Enseñanza Múltiple Contrastada defiende la didáctica ante la pedagogía, es decir, recopila las estratagemas que funcionan desechando las negativas y expandiendo las eficaces, un método del todo innovador ya que poco a poco mejora el sistema de enseñanza adaptándolo a las necesidades de cada presente. Un primer objetivo es el dominio lingüístico del niño. Decía Inger Enkvist que la educación que funciona mejor es la que desarrolla la lengua de un modo sistemático y continuo, algo que en Finlandia llevan aplicando con logros máximos y con el mínimo fracaso escolar europeo. Ya hemos indicado la importancia de la lectura en la más temprana edad para alcanzar el máximo de comprensión lectora. Aunque los humanos no nacimos para leer, sí somos educables en ello. Además, y sin saber leer, jamás se entiende lo que se debe aprender. Cabe recordar que en la antigua Sumeria se empezó a enseñar a leer y a escribir en cuneiforme. Para aprender más de 7.000 símbolos, los aprendices debían estudiar algo más de 10 años con unas 10 horas al día. Hoy en día la importancia en la lectura sigue siendo crucial para vivir en nuestra sociedad llena de manuales, anuncios y órdenes por escrito. De hecho la lectura resulta esencial en el éxito educativo del modelo finlandés. Se sabe que si un alumno no comprende lo que lee pierde motivación en los estudios. Y si su comprensión lectora está bajo mínimos, su escritura va peor sin poder demostrar lo poco que sabe. Sus exámenes y ejercicios, por tanto, son evaluados negativamente, y no por su falta de capacidad, sino por su falta de comprensión lectora. Un escolar así se frustra y ya no levanta cabeza ante los estudios. Por tanto, y si lo primero que un alevín aprende a dominar es su propio idioma, su motivación mejora, su autonomía crece y sus resultados suben. Todo buen docente sabe esto y por ello debe conocer el nivel lingüístico y conceptual del cual parten sus alumnos, algo que averigua con exámenes de nivel o con la información de los profesores del curso anterior. Luego debe impartir conocimientos de manera ordenada de lo más fácil a lo más complejo con disertaciones, esquemas y ejercicios claros, acordes y bien estructurados. Durante las explicaciones debe vocalizar con tranquilidad, sin prisas, con dominio del idioma y con disciplina en el aula. Ya comentamos que muchos docentes noveles padecen de taquilexia, es decir, por culpa de sus nervios e inseguridad hablan deprisa y con estridencia, craso error. Al hablar así transfiere a sus estudiantes tensión e intranquilidad. Lo mejor es dominar la materia para poder hablar despacio dando tiempo a los alumnos en sus observaciones, experimentos y anotaciones. Si uno se siente inseguro cae a menudo en los nervios, el titubeo y la taquilexia. Cabe repetir que una técnica fácil, si se domina la lección, es regalarse pausas moderadas y tomar aire durante las mismas. Eso permite tres cosas, por un lado dar tiempo a los alumnos a comprender anotando, por el otro a relajarles y por último relajarse uno mismo, todo un 3 en 1. En todo ello hay que utilizar un lenguaje rico y diverso para mejorar el vocabulario del alumnado. Hacerles apuntar nuevas palabras es un regalo intelectual. Después de las explicaciones hay que ordenar los ejercicios para afianzar los conocimientos explicados. El orden de éstos debe también seguir la misma lógica que las explicaciones, de lo fácil a lo complejo. Todo educador bien reglado actuará en este sentido sin caer en la ignorancia de su materia, en el desorden durante sus clases y en el caos entre sus alumnos. Al final de todo lo anterior, la evaluación debería responder a tales estructuras y exigir según el currículum del curso.

jueves, 10 de noviembre de 2016

44. LAS TIC HAN VENIDO PARA QUEDARSE

Alexander Sutherland fundó en Gran Bretaña la escuela Summerhill bajo la creencia que el niño era innatamente bueno, sensato y con autocontrol, es decir que según la pedagogía Summerhill el crío podía por si sólo convertirse en un adulto, algo que ya dijo el idealista alemán Fichte en la Alemania del siglo XVIII. Con tal base se eliminaron de la escuela horarios, jerarquías, exámenes y notas siendo todo substituido por una asamblea en donde niños y profesores tenían los mismos derechos. El objetivo básico de la pedagogía Summerhill era que el niño se sintiera sempiternamente feliz. A finales del siglo XX, y con todo el caldo anterior, más el auge de las nuevas tecnologías, el pedagogo italiano Francesco Tonucci propuso que la escuela ya no debía enseñar conocimiento alguno sino dejar que los niños aprendieran libremente con las TIC (Tecnologías de la Información y de la Comunicación). Bajo la pedagogía Tonucci el docente ya no debía transmitir sus conocimientos sino hacer que sus alumnos los descubrieran espontáneamente por la red. En todo ello el alumno debía construir sus propios aprendizajes aunque éste creyera saber lo que en realidad no sabía. Es decir se repetía la panacea del aprendizaje sin esfuerzo de John Dewey y otros, aunque ahora bajo el fetichismo de las TIC. Desgraciadamente la pedagogía de Tonucci resultó ser en los noventa una magnífica manera de expandir la ignorancia en escuelas de Suecia. Más que estimular el aprender a aprender provocó la aparición de todo tipo de caprichos. Ahora los suecos llevan tiempo cosiendo los rotos de su educación y no quieren ver ni en pintura las pedagogías anteriores. Así pues, y desde los ochenta, se empezaron a aplicarse las nuevas tecnologías. Para prueba las miles de aulas de informática y pizarras digitales que existen por todos los centros de España, pero eso no justifica ni un portátil por alumno pagado por sus padres ni que el 1x1 sea imparable. Afirmar que algo es imparable no demuestra ni su mejora ni su imparabilidad, sólo las ganas de imponer una obstinación. En 1940 también se profetizó que un movimiento social vitoreado por millones iba a ser imparable, el nazismo. Por suerte muchos lo detuvieron. Una afirmación jamás da la razón. Proclamar que las TIC han venido para quedarse sólo afirma un deseo, no un argumento. Sin pruebas contrastables que la pedagogía Tonucci y sus TIC vayan a reducir el fracaso escolar cualquier idea "imparable" resulta mera ficción. Las TIC son útiles en enseñanza, por supuesto, pero no son sustitutos de docentes humanos, sólo son máquinas auxiliares. Pongamos por ejemplo el proyecto 1x1, un ordenador por alumno. Ello comportó en 1998 un ingente dispendio público totalmente paradójico con la deuda estatal vigente. Mientras se pagaba a golpe de crédito por la instalación de cables, antenas y más ordenadores por todas las aulas peninsulares, se recortaba en número de docentes, en su nómina y en su potencial profesional al aumentarles el número de alumnos por clase y el de horas lectivas por docente. Es decir, más horas de trabajo, más alumnos y más aula digital pero menos salario. Y todo ello sin pruebas científicas, ¿cómo se comprendía eso? ¿Alguien se volvió loco? Cabe añadir que la instalación de los cañones digitales implicaba gastos futuros no presupuestados. Cada lámpara tenía unas 2.000 horas de vida. Una vez fundida debía cambiarse, algo que empezó a suceder en todos los centros a partir de 2013. El precio por cada unidad rondaba los 270 euros si se compraba a través del distribuidor oficial, pero la misma se encontraba por Amazon a menos de la mitad, a 120 euros. Lo anterior no resultó ser la única paradoja que sufrió la enseñanza, también, y bajo la excusa de la crisis, los recortes en sanidad, investigación y educación proliferaron por encima de los de armas, defensa y seguridad nacional. Parece lógico que debería ser más importante un docente bien formado con iniciativas propias que unos individuos bajo ordenanza militar. Los primeros impulsan el país, los segundos sólo cumplen órdenes. Aún así nuestros docentes sufrieron unos sueldos inferiores al de los oficiales militares y en ello la historia nos muestra el error de antaño, un error que ha implicado que en España ostentara el mayor fracaso escolar de toda Europa, véanse los informes PISA y de la OCDE. En otras naciones las crisis económicas sirvieron para mejorar el sistema educativo pero en España ha devenido todo lo contrario. La historia nos cuenta que durante la Era de Oro de la educación estadounidense, entre el 1925 y el 1958, una crisis económica como la española mejoró la educación por dos razones. La primera dejó claro que la gente bien formada era un valor seguro para impulsar y gestionar el país. La segunda fue que atrajo a personas altamente cualificadas para impartir clases. De hecho, y ante el paro acuciante, el de aquella crisis, muchos doctos se ofrecieron como docentes ya que los salarios que el Estado ofrecía eran más justos. De hecho la administración estadounidense decidió estabilizar las minutas a los profesores suprimiendo otros gastos estatales. El resultado fue una mejora del sistema educativo y pasadas unas décadas, la mejora del Estado gracias a eficientes profesionales y óptimos gestores administrativos. Lo paradójico es que la crisis española hizo todo lo contrario con aulas digitales deslumbrantes pero con docentes bajo sueldos menores, más horas lectivas y más alumnos por clase, todo un corolario que empeoró nuestra enseñanza, ¿de quién fue la idea? Y aun así, y contra viento y marea se defendían las TIC aunque no existía ningún país que hubiera aplicado tal tecnología con éxito en sus institutos, a lo sumo había un par de experiencias locales que al final demostraron ser fallidas. Una lo fue en un centro de Suecia por los años noventa y la otra en el High School of Liverpool de Nueva York en 2007. Ambas fueron abandonadas por falta de resultados positivos y por la abrumadora fuerza de los negativos, los alumnos se distraían demasiado con su propio ordenador. Por lo tanto las TIC, o nuevas tecnologías, deben ser una herramienta auxiliar, sí, pero no lo fundamental en la educación. En fin, que un ordenador por alumno resultó ser una quimera cara y difícil de comprender ante dos hechos: la crisis económica del momento y la gigantesca deuda española contraída. La política no cambió de opinión. Incluso años más tarde, y ante los datos de reconocidos psiquiatras, muchos pedagogos seguían defendiendo las TIC. En octubre de 2016 el psiquiatra Manfred Spitzer, quien investigaba los efectos de las tecnologías digitales en la educación, declaraba ante los medios que los móviles y los ordenadores dificultaban claramente la enseñanza. Bajo evidencias científicas, y no opiniones, el doctor Spitzer demostraba que el uso de aparatos digitales retrasaba la madurez de niños y adolescentes al impedirles concentrarse y aprender. Tras años de recoger pruebas demostró que la introducción de la tecnología digital perjudicaba gravemente el aprendizaje escolar. La mejor forma de adquirir conocimientos no es a través de las herramientas digitales sino a través de la lectura de calidad, de la redacción de anotaciones y del trabajo con un profesor docto. Eso sí es tecnología punta pedagógica.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

43. ESCUELA SIN DEBERES

Algunas asociaciones de padres con algunos pedagogos y expertos educativos han propuesto que los estudiantes no traigan deberes a casa. Para ello se argumenta que si los adultos no tienen deberes en el trabajo, los alumnos tampoco los tengan en casa. Pero, ¿son nuestros alumnos adultos? Y lo más paradójico, ¿cuántos adultos no realizan deberes laborales en casa? En el caso de los profesores la mayoría realizan deberes de preparación de sus clases. No obstante los defensores de la escuela sin deberes añaden que los alumnos pueden aprender autónomamente por si solos. Pero, ¿como aprender sin saber lo que sí sabe el profesor? Queda claro que lo anterior resulta paradójico, si se es autónomo no se es niño, se es adulto. En fin, que la escuela sin deberes en casa fundamenta su teoría en la nada más absoluta y sin demostración alguna para resolver el problema más flagrante de nuestro país, el mayor fracaso escolar europeo. No existe ningún artículo científico serio que asegure que sin deberes en casa reduciremos nuestro lacerante fiasco académico. Y cabe recordar que duplicamos la media europea. Por desgracia una de las causas de este socavón es la falta de tiempo familiar en cariño, límites y deberes. Parece como si las familias que defienden la escuela sin deberes quisieran exculparse de la principal responsabilidad hacia sus hijos, la de educar. También parece como si lo más importante para un alumno ya no fuere hacerse con el máximo de conocimientos. Sabemos que en nuestro país los niveles de comprensión lectora han caído brutalmente, ¿cómo vamos a levantarlos sin deberes de lectura y redacción en casa? Queda claro que alguna pedagogía pretende cargarse la cultura dentro de la escuela a pesar que ésta fue creada para transmitirla. Los padres, por tanto, deben evitar que en su centro se apliquen modas educativas como los NO DEBERES. Los alumnos deben aprender lo que saben los doctos docentes y éstos saber transmitir sus conocimientos. Es exigible que nuestro sistema educativo brinde a nuestros hijos lo que muchos padres no sabemos. Para ello nuestros vástagos van al colegio y hacen los deberes que se les diseña. Con todo lo anterior se pretende potenciar su autonomía, su capacidad racional y lo más importante, que aprendan por ellos mismos bajo su esfuerzo y sus deberes. Y estamos hablando de alumnos normales que se les ha educado bajo la dedicación. A menudo muchos padres admiten que sus hijos apenas dedican menos de una hora al día al estudio en la ESO, ¿cómo puede existir éxito escolar con tal falta de esmero? ¿Y ahora algunos padres pretenden eliminar los deberes? La realidad es bien simple, sin deberes en casa se estará desaprovechando todo el potencial heredado de nuestros hijos. Para reducir el principal problema de nuestra enseñanza, el lacerante fracaso escolar, hay que mejorar las rutinas de concentración, de deberes y de estudio. Hay que tener en cuenta lo que ocurre en Japón, Corea del Sur y Taiwán, allí los estudiantes dedican en casa una media de trece horas semanales de trabajo y estudio. Ello explica que en PISA obtengan unos resultados óptimos y muy homogéneos entre sus centros. Si con todo lo anterior un alumno no alcanza mejores resultados debe ser ayudado por alguien. Y para ello deben existir en infantil grandes esfuerzos en la detección precoz de deficiencias entre los alevines. Un escaso tiempo dedicado a nuestros hijos sin compartir juegos y deberes aumenta claramente el riesgo que éstos repitan curso, que no terminen la ESO con éxito y que sus capacidades lingüísticas sean limitadas. En fin, que no devengan adultos cívicos, expertos y críticos como el sistema educativo sí tuvo que formarlos.

martes, 8 de noviembre de 2016

42. 1x1. Un ordenador por alumno

Cuando se habla de cómo enseñar en el aula hay quienes aseguran que las clases con un ordenador por alumno son la vanguardia y el futuro, que no hay vuelta atrás. Cierto que las nuevas tecnologías invaden nuestro progreso pero no por ello se justifica la digitalización total de nuestra enseñanza. Nuestro cerebro sigue idéntico al de nuestros antepasados del Paleolítico, al de los primeros sapiens de hace 200.000 años. Lo único que ha cambiado no es nuestra inteligencia, es nuestra tecnología. Un asno sigue siendo un asno por más ordenadores que tenga a su alrededor. Por tanto, y primera premisa, inteligencia y tecnología no son lo mismo. La segunda la escuché de un neurobiólogo que sí utilizaba potentes ordenadores en sus investigaciones pero no creía oportuno que cada alumno viviera embaucado ante una pantalla personal en el aula. Gracias a la neurobiología sabemos que la mano ocupa un volumen de neuronas enorme en nuestro cerebro, más que piernas y tronco juntos. Cuando un alumno anota lo escuchado, copia un esquema o pasa unos apuntes a limpio a mano, estimula un número tal de neuronas que sin darse cuenta razona, piensa y memoriza lo que está observando, algo que un clic en el ordenador no desarrolla. Este argumento tan simple y demoledor jamás fue escuchado por los partidarios de un ordenador para cada alumno. Durante una conversación personal que mantuve el 23 de Noviembre de 2011 en el Parlament de Catalunya con el anterior conseller de educación de la Generalitat de Catalunya, el señor Ernest Maragall, se vio claro lo que ocurría. Maragall defendió a ultranza el proyecto de un ordenador por alumno, el llamado 1x1. << El 1x1 mejora el aprendizaje de los alumnos y los hace más libres de conocimiento – me insistía el consejero -. Ahora cada escolar desde su portátil puede acceder a la información y eso es un gran avance para los alumnos, les socializa y elimina las desigualdades económicas como nunca lo había hecho ninguna herramienta pedagógica. El 1x1 ofrece igualdad de oportunidades a los alumnos de toda clase social, ¿no se da cuenta del alto porcentaje de inmigrantes en nuestro país? Este sí es un problema importante de hoy en día, la gran desigualdad social entre nuestros alumnos [...]. En ello el aula digital elimina estas desigualdades. Ahora todos estos alumnos pueden acceder a la información a través de su ordenador y de Internet. Cuando se llevan el ordenador consigo, se llevan EL MUNDO A SU CASA. Ellos con su ordenador pueden buscar toda aquella información que les falta o necesitan [...]. Ahora más que nunca tienen acceso a toda la información por la red, ahora más que nunca pueden tener igualdad social>>. Maragall confundió la sociedad de la información con la del conocimiento. La información crece cada día exponencialmente por Intenet pero la capacidad de conocimiento de un individuo no lo puede hacer así. El exceso de información sin criterio alguno se convierte en un basurero de mentiras. Además un alumno, por muy bien informado que esté, puede ser un auténtico ignorante si se cree todo lo que lee por la red. Internet nos ofrece una gran posibilidad educativa, sí, pero también una gigantesca oferta deseducativa. Las TIC no educan automáticamente a los alumnos sino que los docentes educados son los expertos en ello. Le insistí a Maragall que todo aquello era por varias razones. Primero que la gran mayoría de estudiantes ya poseen ordenador en casa, móvil con Internet o simplemente locutorios sin necesidad de regalarles, subvencionarles u obligar a los padres a pagar un ordenador por cada alumno. Segundo, que si lo que queremos es la igualdad entre todos los alumnos, inmigrantes o no, lo que debemos hacer es que todos sepan tanto como los docentes. En caso contrario, y dejándoles libres con su portátil, se enfrentarán a informaciones sin criterio. Ante ello el padre del DNS, o Domain Name System en Internet, Paul Mockapetris, lo tenía muy claro. Él afirmaba en la contra de La Vanguardia del 6 de febrero de 2013 que: << En el colegio a mis hijos les exigen Internet, pero yo me niego a que así tengan acceso a sitios nauseabundos y peligrosos >>. El tercer punto que le comenté a Maragall fue que un ordenador para cada alumno aislaba a éste de los conocimientos contrastados del docente, sobretodo cuando el escolar se conectaba al Facebook en clase. Y el cuarto punto era que el 1x1 podía ser una moda pasajera como si en el pasado las transparencias o las diapositivas se hubieran impuesto como sustituto de libros y apuntes en clase. Es decir, que la obsesión por los ordenadores no debería llevarnos a olvidar que son medios auxiliares para educar que no se reducen ni terminan en si mismos, ¿qué utilidad tiene un 1x1 si el alumno no es capaz de asumir conocimientos significativos pero prefiere conectarse al Facebook? << Ya, es que el 1x1 requiere más esfuerzo por parte de los docentes – me argumentó Maragall -. Es la escuela la que debe adaptarse a la sociedad y no al revés. Con más esfuerzo docente el digital funcionará. Los docentes deben procurar que los alumnos no se conecten al Facebook durante la clase >>. Y así se hacía con programas que bloqueaban el acceso al Facebook y otras redes sociales pero, y a pesar del esfuerzo docente, los alumnos conseguían programas piratas para saltarse las barreras y conectarse nuevamente al Facebook, un hecho que por la cara que puso Maragall, obviamente desconocía. En fin, que un ordenador por alumno había complicado más que mejorado la enseñanza, algo totalmente contrario a una Enseñanza Múltiple Contrastada. Con el 1x1, y por desgracia, muchos estudiantes se aislaban de la lección sin prestar atención a quien si poseía información contrastada, el docente. La igualdad de la que Maragall hablaba quedó extirpada ya que los conocimientos del profesor jamás eran impartidos entre sus escolares. Siempre fue mejor una sola pantalla digital, si funcionaba con igual celeridad que la normal, para explicar la lección a 30 alumnos, que no 30 ordenadores para cada uno de ellos. Jamás la modernidad justificó un ordenador para cada párvulo ya que los distrae más que los alecciona, los desiguala más que les informa, y los confunde más que les aclara. Pero lo más perverso de Maragall fue su idea que la escuela debía adaptarse al mundo cuando era ésta la que podía mejorarlo. De nada sirvió llevar todos aquellos datos a Maragall.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

41. Aproximar las materias a los alumnos

Hace años que ya se enseñan las materias necesarias para que un adolescente tenga suficientes datos para poder elegir entre humanidades, ciencias, formación profesional, o mundo laboral. Algunos pedagogos teóricos, reacios al pensamiento empírico, afirman que gran parte de las ciencias no les ha servido para nada, que mejor reducir sus contenidos en pro de las humanidades. De hecho en más de una ley lo han intentado. Por desgracia sin enseñar ampliamente ciencias no daríamos la opción a muchos estudiantes de poder ser químicos, geólogos o ingenieros, y no va a ser todo el mundo pedagogo. Por tanto todo lo que se enseña, si es la verdad contrastada, sirve para luego elegir. Puede que un cambio de gobierno sacuda algunas horas y las quite en favor de otras disciplinas, pero lo básico siempre es lo mismo: lenguas, matemáticas, geología, biología, física, química, historia, ética, geografía, plástica, arte y educación física. El problema es que muchos púberes hallan aburridas muchas de estas especialidades y las encuentran distantes a su mundo. Eso debe dar una idea a los educadores para disuadir a los estudiantes de tal percepción. Es más, sus hijos también deben aprender desde la familia la proximidad y la relación de las diversas materias con el entorno que les rodea. De hecho, la educación pretende impartir eso mismo, los conocimientos que necesitarán estos púberes para pertenecer en el futuro el mundo de los adultos. Es decir, que la escuela es un puente entre los estudiantes y el marco real que les espera. Por tanto un acercamiento de los temarios hasta su adolescencia les puede motivar más que la obligación de estudiarlos. El centro que así lo vea tiene ya ganadas algunas estrellas Michelin en los fogones de la educación. En fin, que los estudiantes deben ver próximas las materias a su mundo pero también sentirse obligados a estudiarlas. Sin obligación inicial no existe acercamiento real. Una profesora de Matemáticas aproximaba a sus alumnos a tal especialidad de una manera singular. Para ello les encandilaba con una historia de ciencia ficción que si ustedes han leído la novela de Carl Sagan, Contact, o si han visto la película que dirigió Robert Zemeckis bajo el mismo título, comprenderán mucho mejor lo que les decía esta profesora. Si algún día entrásemos en contacto con otros seres inteligentes, con unos alienígenas, ¿cómo nos entenderíamos? Seguro que no hablarían ni español, ni chino, ni inglés. Por tanto, no sabríamos que decirnos, toda una pena. Pero hay un idioma que todo ser que haya construido grandes máquinas seguro que ha utilizado, las mates. Sin cálculos exactos es harto imposible edificar un puente o una nave espacial que soporte las inclemencias del cosmos. Las matemáticas son todo un lenguaje, un idioma muy quisquilloso, cierto. Si te olvidas de un signo, o te llevas mal un decimal, el examen queda incorrecto. Aunque quien las aprende puede explicar como funciona un cohete, predecir el tiempo que hará mañana o saber las probabilidades de ganar jugando a los dados. Las mates están por todas partes, incluso el día que charlemos con ET. Otra profesora de sociales lograba lo mismo contándoles que la historia era como tener presente lo que te pasó con un mal amigo. La vida son causas y efectos, lo importante es no repetir los errores pasados pero sí plagiar los aciertos. Si sabes quien fue un mal amigo, deberías aprender de ello y evitar otro futuro compañero necio. En ello la memoria de los acontecimientos te ayudará. La historia es un cuento, una película, un cómic del manga que nos muestra viñetas buenas y malas de un pasado a recordar en mejora de nuestro ahora, pero la historia verdadera debe infundirnos tres cosas: conocer los hechos reales, saber contrastar las fuentes y ser críticos con ellas. En caso contrario no se hará historia, se hará propaganda ideológica, ¿o preferís votar a ciegas? Otro caso parecido al anterior ocurría en plástica donde el especialista les argumentaba que para enamorar a alguien hay que ser creativo y sensible, algo que se puede aprender y potenciar desde el arte y el diseño. También otro docente de inglés les contaba que para ligar con extranjeros y extranjeras la lengua sajona era bastante útil, o en educación física que para tener un cuerpo atractivo les sería práctico aplicar lo aprendido en la gimnástica. O el caso de un profesor física que les contaba que el GPS funciona con relatividad. En fin, felicite al docente que acerca su saber al mundo de los adolescentes ya que en ello verán un camino a imitar. En todo ello, y desde la familia, potencie la obligación de estudiar todos esos conocimientos útiles. Luego su hijo, y con verdades en su cabeza, tendrá donde poder elegir con conocimiento de causa.