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miércoles, 25 de enero de 2017

65 y 66. ESTONIA - FINLANDIA MODELOS EDUCATIVOS

Se dice que gracias al frío y a sus pocas horas de sol, los países nórdicos sacan mejores resultados educativos que los sureños. Esta falacia es fácil de desmontar con las valoraciones de PISA. En éstas se observa que Suecia y Noruega no distan demasiado de España, y sin embargo Estonia y Finlandia aventajan a todas, nórdicas o no, con buenos resultados en ciencias. Cabe añadir que Suecia sigue bajando estrepitosamente mientras Dinamarca, Noruega y España se estancan bajo resultados similares.

También se rumorea que una gran inversión en educación es el gran factor del éxito académico nórdico pero esto tampoco se aguanta. El sistema educativo finlandés ha logrado los mejores resultados en todos los informes PISA con menos inversión educativa que sus vecinos nórdicos: Suecia, Noruega y Dinamarca. En Estados Unidos, por ejemplo, han aumentado durante los últimos años un 80 por ciento el presupuesto en enseñanza sin mejorar significativamente sus resultados en PISA.  Además la causa del éxito finlandés no se detalla en este informe de la OCDE. Éstos estudios sólo evalúan los niveles de los escolares y no sus causas. Para conocer estos factores sólo basta leer el libro Gracias Finlandia de Xavier Melgarejo. Este ensayo ofrece simple y humildemente las estrategias triunfantes de Finlandia. Desde su honradez, humanidad y humildad, su autor, el doctor en pedagogía Xavier Melgarejo, nos regala sus amplios conocimientos sobre un sistema de enseñanza exitoso, el finlandés, un sistema que él mismo estudió y se ganó a pulso sin ayuda institucional española alguna. Merecidamente, y a finales de octubre de 2014, le fue otorgada la cruz de caballero de la Rosa Blanca por parte del Gobierno de Finlandia. Para quien conozca al autor, éste es, y por encima de todo, un espíritu bondadoso lleno de lucha, perseverancia y amor, pero que no se engañe el lector ya que este pedagogo práctico exuda crítica, sinceridad y acidez hacia la mediocridad institucional. Su lucha contra el cáncer le ha reforzado el valor que ya sentía por algo que continuamente se nos escapa de las manos, el tiempo. Si las cosas deben resolverse y sabemos cómo, ¿a qué esperamos? Si el modelo finlandés resuelve el fracaso escolar bajo la equidad y la eficiencia, ¿qué demonios hace nuestro país con la igualdad, la libertad y la felicidad en sus objetivos educativos? ¡Si jamás los alcanza! Por tanto hay que abandonar los debates aceitosos y pegajosos por fuera pero vacíos y teóricos por dentro por soluciones prácticas y plenamente probadas, una Enseñanza Múltiple Contrastada a lo finlandés.

Finlandia desarrolló su actual sistema educativo por los años sesenta cuando la URSS amenazaba con invadirla. Eran tiempos en donde la Guerra Fría convertía a este país en plataforma estratégica frente a los Estados Unidos. En la mente de los finlandeses, y viendo el riesgo de ser digeridos por el gigante soviético, creció la idea de crear un sistema educativo que preservara tanto su lengua, cultura e identidad. Es más, planearon que la cultura finlandesa deviniera indisoluble ante el maremoto ruso. Y así lograron uno de los mejores sistemas educativos europeos. Es complejo detallar qué otorga exactamente el éxito a esta estructura de enseñanza. En realidad es un laberinto de vigas que triangula la solidez de todo un edificio. Las más fundamentales son las siguientes: la didáctica que les indica como enseñar en el aula; las empresas que exigen buenos profesionales; la ciencia que determina que prácticas educativas funcionan o no; una sociedad que valora la solidaridad y el civismo; un dominio excelso de un par de idiomas como mínimo; unos aspirantes a docentes con las mejores notas de bachillerato; y finalmente, y lo más importante, unas familias altamente comprometidas en la educación de sus zagales. Cabe matizar, y para comprender todo en su conjunto, que la inmigración no finlandés - parlante es muy baja.

Todo lo anterior se estructura en dos pilares que reducen el fracaso escolar. El hecho que los estudiantes no aprendan puede ser causado por dos causas: las disfunciones genéticas que en Finlandia son diagnosticadas y tratadas en infantil; y el entorno externo cuya solución reside en la educación bajo unos buenos hábitos estudiantiles. Éste es el enfoque de este país y de este ensayo. El camino finlandés resulta pues complejo pero eficaz. Por un lado se diagnostica y trata cualquier limitación clínica del alumno ya en infantil o primaria. Y por el otro se trabajan los hábitos de aprendizaje con maestros y profesores doctos y altamente cualificados que enseñan a sus alumnos a devenir buenos profesionales y cívicas personas. Para ello, y ya en primaria, se imprime un dominio brutal y excelso de la comprensión lectora, base de todo concepto a poseer en la mente y a plasmar en un escrito o exposición oral. En todo ello la familia se siente la principal responsable de la educación de sus hijos y no la escuela. Padres y madres se comprometen a atender a sus vástagos bajo el esfuerzo en buenas rutinas de trabajo, descanso y juegos, más un hogar tranquilo, ordenado y ejemplar que todo niño necesita. La administración local, descentralizada del Estado, se encarga que todo escolar tenga las mismas oportunidades bajo una misma ley que ya fue consensuada por conservadores y progresistas hace décadas. Esta descentralización da mayor rapidez a la toma de decisiones sobre alumnos y necesidades familiares que si la cosa pasara por un Departamento de Enseñanza. De esta forma, centros educativos de titularidad municipal, familias muy presentes en el hogar y administración local conocedora del entorno, trabajan juntos configurando el sistema educativo nacional, algo que jamás ha sucedido en la península ibérica. Por otro lado el sistema finlandés parte desde su nivel más bajo, infantil, hasta llegar a la universidad alcanzando una sociedad del conocimiento comprometida profundamente con la educación. En resumen podríamos decir que el modelo educativo finlandés, y las leyes que lo han hecho posible, inciden en tres ámbitos, el docente, el familiar y el administrativo.

Los docentes son doctos expertos con una nota media superior al 9 de bachillerato y reválida, que además dominan su propia especialidad, la comprensión lectora y la didáctica empática con sus alumnos. Las familias se sienten la parte más importante en la educación de sus hijos dedicándoles tiempo, rutinas y amor. Y finalmente la administración local asegura la equidad de los alumnos gracias a un amparo legal consensuado políticamente, con poca burocracia y centros educativos bien integrados en su población. Pero además los centros educativos finlandeses, la inmensa mayoría de titularidad pública, se rigen de distinta manera que los nuestros. Por un lado existen dos líneas de currículum, uno nacional muy breve, y otro municipal extenso y adaptado a las necesidades locales. Por otro lado las clases no superan los veinte estudiantes cuyo horario está formado por sesiones que no llegan a los sesenta minutos. Éstas a su vez se distribuyen intercaladas entre pequeños descansos que mejoran el nivel de atención.

Al final Melgarejo nos dice que todo esto se lo debemos a Finlandia, y así titula su libro, Gracias Finlandia, pero realmente deberíamos decir, Gracias Xavier. Ahora que nuestra política mueva ficha y que el modelo educativo estatal no se vea sólo bajo leyes que sólo afectan a una parte del sistema, los centros, sino que se rija globalmente como en Finlandia. Por desgracia nuestras LOGSE, LOCE, LOE, LEC y LOMCE sólo legislan las escuelas y no lo demás, y ya llevamos de media una ley cada cuatro años sin que disminuya nuestro fracaso escolar, es decir, cambiar de ley cada cuatro años no mejora nuestro sistema ni escolar, ni educativo. En fin, si Unamuno dijo aquello de, que inventen ellos, ya va siendo hora que lo usemos. Gracias Finlandia y Gracias Xavier.

De todas formas hay quienes dicen que con la crisis vigente no sería posible aplicar el modelo finlandés por falta de recursos, que el principio de equidad saldría demasiado caro y que el Estado no podría asumirlo. Es cierto que el modelo finlandés subvenciona a las familias necesitadas para que cada alumno tenga las mismas oportunidades educativas. Según el Banco Mundial, Finlandia pertenece al grupo de los países con mayor igualdad de oportunidades entre sus alumnos ya que las ayudas estatales permiten que la mayoría de niños y niñas finlandeses no vivan en la pobreza. De esta manera sus familias pueden atenderles en rutinas, cariño y descansos. Eso conlleva que el riesgo de chasco escolar disminuya y que, en gran parte, el modelo finlandés logre los mejores resultados de los informes PISA. Por tanto estamos hablando de bastante dinero en ayudas familiares, una divisa que quizás España no posea. Pero si analizamos las cuentas estatales veremos que si hay dinero para la equidad. Pongamos por ejemplo el año 2011. En marzo de éste supimos que el déficit anual español equivalía al 8,51 por ciento del PIB nacional, es decir, 91.000 millones de euros que se debían a bancos extranjeros, más del doble de lo que dijo Rajoy un mes antes, unos 40.000 millones de euros. Algunos políticos acusaron a las autonomías del déficit pero ello fue un engaño a tenor de los datos publicados por el propio Estado. De los 91.000 millones que se debían, 55.000 pertenecían a la administración central con sólo un 21 por ciento del gasto estatal mientras que las autonomías asumían mucho más, un 35 por ciento, pero debían casi la mitad que el Estado, unos 32.000 millones. Quedaba claro que quien debía más era el propio Estado aún ostentando un gasto menor que todas las autonomías juntas. En fin, que era el Estado quien lastraba la economía nacional y no la autonómica. Pero, ¿dónde pivotaba tanto gasto estatal? Pues en defensa. La administración central se gastó gran parte de esos 55.000 millones en defensa militar en detrimento de partidas competencia de las autonomías como eran sanidad, educación e investigación. No podía comprenderse el gasto del Ministerio de Defensa en adquirir las armas más sofisticadas del mundo como tanques Leopardo, cazas EF-2000 y fragatas F-100 mientras se restaban profesores en los centros educativos. El gasto militar español subía hasta los 30.000 millones de euros anuales, pero cabía sumarle otras partidas que el Estado colocaba en otros ministerios como los costes de un avión de combate anotado al Ministerio de Industria, y los gastos de mantenimiento de las bases militares puestas en los costes del Ministerio de Obras Públicas. Todo ello significaba unos 20.000 millones de euros al año a añadir a los 30.000 millones iniciales en defensa, un total 50.0000 millones que cubrían más de la mitad del déficit del 2011 que todos los españoles estaban pagando. Defensa resultaba pues el ministerio más costoso del Estado español adquiriendo armas muy caras ante enemigos que no existían y con dinero que se recortaba a sanidad, educación e investigación. Así pues, y con los números publicados por el Estado, se podía decir claramente, el Gobierno español, que no autonómico, primaba las armas a la educación, un dinero que hubiera permitido aplicar la equidad del modelo educativo finlandés pero que el Estado lo destinaba a su seguridad nacional. De todas formas no es oro todo lo que reluce y ningún presente es para siempre. El modelo educativo de Finlandia denotó cierta caída poco antes del 2016.

Durante los años sesenta el sistema educativo de Suecia era uno de los mejores de Europa. El nivel de exigencia en contenidos desde infantil y primaria estaban en la base de aquel éxito. En 1967, y con la llegada de Olof Palme como ministro de educación, todo cambió. Él y su equipo consideró que se enseñaban demasiadas cosas en los colegios y redujo el currículum. Durante los cuarenta años posteriores el fracaso escolar se disparó hasta volverse crónico. El ejemplo anterior parece que estaba detrás de los resultados de Finlandia a partir del 2009. Entre ese año y el 2012 Finlandia cayó 23 puntos en las pruebas PISA en sus disciplinas reina, matemáticas y lengua. El gobierno finlandés atribuyó tal receso al aditivo de una corteza arbórea en las leches de los biberones, algo que afectó cerebralmente a una generación de estudiantes. Pero para el analista José Manuel Lacasa existía otra explicación mucho más lógica y universal.

Lacasa demostró en 2010 que los países con currículos rigurosos y homogéneos desde infantil, independientemente de la riqueza del país, de los factores sociales, de la formación docente o de las pedagogías aplicadas, obtenían mejores resultados en PISA que las naciones o regiones con contenidos escolares menos estrictos y más dispares entre sus centros. Casualmente Finlandia había debilitado su currículum en 2004 bajo la batuta de muchos pedagogos, hasta había eliminado las reválidas estatales. Pero algunos pedagogos finlandeses afirmaban que se estaban enseñando demasiadas cosas a los escolares y que ello los alienaba. Para ello se alentó el trabajo en grupo reduciendo los contenidos académicos y evaluando una serie de competencias y habilidades. Estas eran el pensar, el cuidarse, la expresión oral, la emprendimiento, la participación, la ICT y el multi alfabetismo.  Además Finlandia había dejado que cada centro adaptara el currículum a enseñar según sus propios criterios, su espíritu innovador y sus evaluaciones internas pero sin ser críticos con su bajada en PISA y sin exámenes externos estatales. En fin que el debilitamiento del currículum finlandés provocó la disminución de la exigencia, el acomodo de muchos alumnos y el consecuente descenso en conocimientos. Pero la autonomía de centros establecida en Finlandia causó también que cada escuela creara su propio currículum de contenidos apareciendo así centros educativos con dispares velocidades de enseñanza. Cabe recordar que en este país se trabaja con dos currículum, el estatal y el municipal. En conjunto, todo aquello explicaba la caída en PISA de Finlandia y quizás el declive de su fama como modelo educativo. Cabe preguntarse que hizo el gobierno para resolver esta situación. Pues en 2014, y con las facultades de matemáticas quejándose del receso en cálculo de los nuevos alumnos, el ministerio de educación dictaminó reducir todavía más el currículum escolar, y sobretodo el científico. Por cierto en Finlandia no existe la cuarta ciencia en los programas, la Geología, sino que todo se incluye en una de humanidades, la Geografía.

Descrito lo anterior, y con el objetivo de mejorar en PISA, el gobierno finlandés contrató a más pedagogos y debilitó aún más los contenidos estatales. Durante las V Jornadas de Secundaria en noviembre de 2016 Lacasa lanzó un pronóstico en Barcelona, que Finlandia volvería a caer en los próximos resultados PISA. El 6 de diciembre de 2016 se publicó el informe PISA y la sorpresa fue decepcionante. En lectura menos cinco puntos, en matemáticas menos diez y en ciencias menos once. Es decir, Lacasa acertó y su hipótesis que debilitar el currículo traía consigo la caída de competencias y conocimientos cogía cada vez más forma. Finlandia había caído más de treinta puntos en seis años. Añadamos que Singapur, con un currículum elevado y homogéneo en todos sus centros, ganaba de panadera a todos los países del mundo. Pero la sorpresa la estaba dando un país modesto cuyo refuerzo en contenidos estaba dando su fruto. Estonia ya llevaba años viendo aumentar sus resultados en PISA. Lo sorprendente seguía siendo que, educativamente, se hablaba mucho más de Finlandia que de este pequeño estado, más si ahora aventajaba con creces a unos fineses dormidos en sus laureles. La caída de Finlandia en lectura, ciencias y matemáticas era como el Rey desnudo. Los prejuicios vanagloriaban sus vestimentas pero la observación delataba su falsedad. Hacía falta saber claramente qué tenía Estonia que no tuviera Finlandia.

Cuando cayó el muro de Berlín y el antiguo imperio soviético se desmoronó, Estonia pudo surgir con identidad propia. Fue entonces cuando diseñó su propio sistema educativo plagiándolo de su vecino del norte, Finlandia. Poco a poco fue mejorándolo hasta alcanzar a su maestro. Hoy en día, y a nivel de las pruebas PISA, le supera.

En enero de 2017 vino a Barcelona Viivi Lokk, miembro del Departamento de Educación de Tallinn, la capital de Estonia. De hecho fue invitada por el Consell Escolar de Catalunya durante unas jornadas sobre educación que se celebraban en el Cosmocaixa de Barcelona. Viivi explicó el modelo educativo de Estonia pero en ningún momento detalló el aspecto diferencial entre ellos y Finlandia, yo creo que por corrección. Así pues no quedaba claro qué explicaba el descenso en PISA de Finlandia y la superioridad de Estonia. De hecho el modelo educativo de éste estaba inspirado en el de Finlandia con familias muy comprometidas en la educación, enseñanza lingüística consolidada en primaria, ayudas económicas a familias sin recursos, base didáctica con iguales principios, colegios de administración municipal, exigente formación para ser maestro o profesor, formación pedagógica impartida por docentes, directores de profesión evaluados frecuentemente, autonomía de centros con docentes de alto nivel, detección y terapias en alumnos con dificultades ya en infantil, evaluación de centros y docentes, baja inmigración y bilingüismo en sus centros. Entonces, ¿cuál era la diferencia significativa? Aparentemente ninguna ya que ambos modelos educativos eran casi clónicos. Quizás la respuesta vendría luego durante el debate. Después de la conferencia se abrió una tertulia a dos entre Lokk y el presidente de EFEA, Xavier Chavarría. Allí nada se insinuó al respecto. Fue después, cuando pude mantener una conversación personal con Viivi Lokk, que dilucidé el acertijo. Al principio ella dijo que no veía diferencias significativas que explicaran las divergencias en PISA entre Estonia y Finlandia, pero cuando le detallé las teorías del analista José Manuel Lacasa asintió. De hecho añadió que otros en Estonia pensaban de manera similar. Y ahí estaba la desigualdad entre ambos países, en el nivel del currículum. Mientras que Finlandia llevaba años rebajando sus contenidos, Estonia no lo hacía. Había más, el currículum estatal de Estonia era común para todos sus centros sin rebajas ni excepciones. Cada centro tenía autonomía para enseñarlo como quisiera pero en 3º, 6º y 9º había unas reválidas estatales a superar en ciencias, matemáticas e idiomas, y cabe recordar que Finlandia las suprimió en su última reforma. Resulta obvio que una enseñanza con reválidas exige mucho a los centros y a sus alumnos. Ya la primera y segunda reválidas garantizan que todos los alumnos estonianos dominen uno o dos idiomas antes de secundaria, base mental para toda enseñanza conceptual. De hecho el 25 por ciento de alumnos en Estonia son rusoparlantes, herencia de la dictadura comunista hasta 1991. Estos son quienes, en las reválidas estatales en estoniano, obtienen notas significativamente algo inferiores a los estonohablantes. El lenguaje es la base del conocimiento, del pensamiento y del raciocinio en la enseñanza.

En resumen, si Estonia ha superado Finlandia en PISA no lo ha hecho por caprichos estadísticos sino por mantener un currículo común, homogéneo y exigente para todos sus centros. Cabe recordar que el país con mejor puntuación en PISA, Singapur, hace lo mismo. Esto no son interpretaciones, son hechos que nos cuentan los números. Claro está que las matemáticas no son de dominio común entre muchos de los expertos en educación. Quizás se ha odiado demasiado a los profesores de aritmética.

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