DESCARGAR LAS OBRAS DEL AUTOR/DESCARREGAR LES OBRES DEL AUTOR

+SABER / +PENSAR / -TEORIA / + LOGICA

martes, 27 de agosto de 2013

CAMBIO CLIMÁTICO FALSO

EL CAMBIO CLIMÁTICO CONTRA LAS CUERDAS(David Rabadà i Vives):Hablar de cambio climático en el aula se ha convertido en un galimatías entre creencia y ciencia. Hay equipos científicos que aseguran que el cambio climático ha sido acelerado por la polución humana y otros que argumentan que faltan datos para tal afirmación. En la primera opción, los defensores del acelerador climático, se encuentran grupos de investigación estatales, prensa mediática y todos los libros de texto escolares. En la segunda, los agnósticos del calentamiento antropogénico, hay científicos de la antigua escuela, investigadores críticos con la ciencia gubernamental y los defensores de los intereses petroleros. Ante este juego entre creencias y búsqueda se abre una pregunta crucial, ¿qué explicamos en las escuelas? ¿Comunicamos el holocausto térmico que defiende la mayoría? ¿O escuchamos a los agnósticos para ver qué nos aportan? Decía Galileo que en cuestiones de ciencia la autoridad de mil no vale tanto como el libre razonamiento de uno solo, ¿qué explicar entonces? Muy simple, la verdad. El cambio climático global ha sido un incremento reciente y generalizado de las temperaturas de la Tierra antes que nosotros, los humanos, contaminásemos su atmósfera. Este hecho se inició por causas astronómicas, y por tanto naturales, hace unos 15.000 años. Desde entonces, y con altibajos, la temperatura global terrestre ha sido más benigna abandonando definitivamente la época glacial precedente. De hecho, nuestro planeta lleva oscilando entre períodos glaciares y templados ya hace unos dos millones y medio de años. Por lo tanto, lo que hoy realmente se discute es si la polución humana activa, o no, esta tendencia natural al calentamiento. Si se acelera tendrán razón los defensores del cambio climático global, de lo contrario los agnósticos. Paradójicamente los partidarios del cambio climático se han enfrentado con multitud de contradicciones. La primera fueron los pronósticos de desaparición de los arrecifes coralinos ya en 1999. Catorce años más tarde todavía no se han observado esas predicciones asociadas al cambio climático. La segunda la encontramos en el glaciar del Perito Moreno en Argentina. Esta masa de hielo, icono del cambio climático, es cada año emitida por los medios en pleno deshielo primaveral como si en cada estación el glaciar retrocediera más y más. Los datos actuales indican que el glaciar se mantiene más que estable en contradicción con la aceleración del calentamiento inducido por los humanos. La tercera proviene de la red de estaciones meteorológicas de Suiza, Pirineos, Australia y la Antártida donde muchos de sus registros indican un “descenso” de sus temperaturas medias durante los últimos años. Una cuarta publicada en las revistas Nature y Science, fue el aumento del espesor de los glaciares en la Antártida. La quinta paradoja que citaremos es el aumento de dos metros de nieve en el pico del MontBlanc en los Alpes. La sexta contradicción es que la correlación entre dióxido de carbono y tasa de calentamiento global no parece taxativamente probada, de hecho el aumento de la temperatura se podría relacionar con el IPC o con cualquier variable que aumente con el tiempo. Y la última paradoja y la más flagrante, durante mayo de 2013 uno de los principales climatólogos mundiales, James Hansen, decía en un informe de la NASA que, aunque el dióxido de carbono sí ha aumentado, el calentamiento se ha parado temporalmente. Como hemos visto el cambio climático contiene muchas paradojas y si una teoría termina acumulando más contradicciones que normas querrá decir que no acontece válida y que hay que rechazarla o mejorarla. Oscar Wilde decía que el camino de las paradojas es el camino de la verdad. Por tanto, mostrando las paradojas hacemos que los interesados piensen y que no se traguen la simple opinión sin datos de un experto. La razón por la que el cambio climático contiene tantas contradicciones es obvia, muchos expertos, como humanos, no son observadores objetivos y en este caso se han cometido tres lacras hablando del calentamiento antropogénico: muchas omisiones, más errores y demasiado exageraciones. Veamos el primero, las omisiones. Muy a menudo se menciona el calentamiento planetario pero no las pruebas antropogénicas del mismo. Por ejemplo el pasado mes de agosto de 2013, Serge Planton, responsable del grupo de investigación sobre el clima de Méteo France, afirmó que los glaciares alpinos estaban retrocediendo debido al efecto invernadero, lo que no contesta en absoluto si la contaminación humana está o no acelerando el cambio climático. Otro grupo de omisiones las tenemos en muchos reportajes y documentales. Pongamos por caso "Una Verdad Incómoda" del ex senador de USA, Al Gore. Las omisiones en todo el documental son claramente intencionadas ya que no hay ninguna referencia a las desigualdades en las tasas de emisión entre primer y tercer mundo y ni mucho menos al despilfarro que del petróleo hace Estados Unidos. En este sentido no hay ninguna crítica a la industria norteamericana, ni a su política capitalista, ni a las guerras por sus recursos energéticos. Parece por tanto sospechable que Al Gore no resulta un político convertido al ecologismo sino al alarmismo. Un tercer grupo de omisiones es la trilogía dióxido de carbono, petróleo y dólares. Si hablamos de cambio climático, estamos hablando de carbono y este proviene mayoritariamente de la quema del petróleo. Por lo tanto hablar de carbono atmosférico es hablar de los billones de dólares que mueve el petróleo y sus gigantescos intereses económicos, incluidos aquí los de quienes viven de investigar el calentamiento planetario. Así se entienden los pactos de Kyoto en donde los países ricos pueden comprar los derechos de emisión de dióxido a los estados pobres para así los industrializados seguir creciendo energética y económicamente mientras el futuro de la gran mayoría del Tercer Mundo permanece estancada. No vale obviar aquí los miles de proyectos de investigación sobre el calentamiento antropogénico que si se demostraran dudosos enviarían a miles de científicos al paro. Dejamos aquí el apartado de omisiones que explica gran parte de las paradojas del cambio climático para pasar al segundo y núcleo del problema, los errores cometidos. La ciencia es humana y como tal llena de equivocaciones. En diciembre de 2009, Phil Jones, profesor y director de la Unidad de Investigación sobre el Clima de la Universidad de East Anglia en el Reino Unido dimitió por una supuesta manipulación de los datos que exageraban el cambio climático. Poco después, durante febrero de 2010, el IPCC de la ONU, el organismo científico más importante sobre el cambio climático, tuvo que reconocer una serie de errores que la prensa del momento destapó. Por un lado pronosticaron una tasa de fusión de los glaciares del Himalaya exagerada y que jamás se ha observado, y por el otro utilizaron las opiniones, y no datos, de guías y alpinistas de los Alpes para evaluar incorrectamente el ritmo de retroceso de sus glaciares. En fin, la ciencia no se construye con opiniones sino con razones. Al final este “clima” de errores y omisiones hizo fracasar la Cumbre del Clima en Copenhague ya que unos no se creían, o no querían creerse, la hipótesis del cambio climático antropogénico. El máximo responsable de aquel encuentro, el holandés Yvo Boer, anunció durante febrero de 2010 que decepcionado dimitiría del cargo. Ante las omisiones y los errores descritos, los creyentes en el calentamiento antropogénico, y como quien no quiere aceptar la realidad, han respondido con exageraciones en artículos y reportajes, una actitud que alimenta la no credibilidad del calentamiento humano. Por ejemplo, los gráficos de aumento de temperatura global terrestre nunca son de grados reales sino del diferencial entre las temperaturas medidas y la norma de décadas anteriores, un truco que exagera las variaciones climáticas. El resultado son gráficos alarmantes donde el calentamiento parece escalar picos de altura infinita. Si simplemente representáramos las temperaturas medidas el gráfico resultaría extremadamente suave. De hecho, el propio organismo de la ONU nunca ha estado exento de cometer exageraciones tales. En 2001 las Naciones Unidas publicaron que la temperatura media global terrestre había crecido 0,6 grados durante todo el siglo XX sin saber qué parte de los 0,6 correspondía a la contaminación humana. Como se puede ver, son datos totalmente ínfimos donde seis décimas en cien años es como si te dijeran que tienes fiebre porque tu cuerpo ha pasado de 36 a 36,6 grados. Iríais al médico en tal caso? Durante agosto de 2013, el responsable del grupo de investigación sobre el clima de Méteo France, Serge Platón, afirmaba que durante los últimos cincuenta años la temperatura de los Alpes había subido dos grados, algo exagerado dado que en mayo de 2013 la NASA había publicado que el calentamiento se había detenido durante la última década. Y añadimos aquí otra exageración en el documental de Al Gore, Una Verdad Incómoda, donde se afirmaba que la fusión de los glaciares de Groenlandia haría ascender el nivel del mar seis metros en pocos años, algo que el consenso científico ha calculado como irreal y exagerado. En palabras del periodista John Carlin hablando del cambio climático: lo notable de la época en que vivimos es la predisposición de la gente a creerse lo peor. Las anteriores omisiones, errores y exageraciones más las contradicciones que se derivan restan credibilidad al calentamiento antrópico, ¿qué hay que explicar ahora a los interesados? Pues más de lo mismo, la verdad. La visión de los agnósticos al cambio climático ostenta argumentos sólidos que hay que escuchar. Los agnósticos aquí nos aportan datos e interpretaciones que hacen pensar mucho, algo fundamental en una educación sana, crítica y justa. Por ejemplo el doctor Beers más otros autores publicaron en 1990 en la revista Nature que la actividad solar estaba aumentando desde hacía 300 años, lo que podía relacionarse con el actual calentamiento climático. Durante agosto de 1998 el doctor Jaume Bordonau, especialista en geología glacial de la Universidad de Barcelona, decía en La Vanguardia que estamos al final de un ciclo climático y que la tendencia natural en los próximos milenios debería ser al enfriamiento, y no al calentamiento presente. Cabe mencionar aquí que el doctor Burns más otros autores publicaron en la revista Science en 2003 que ha habido transiciones de fases climáticas cálidas a frías en sólo 25 años, por lo que quizás el calentamiento actual pueda resultar un simple paréntesis estacional y natural. Decía también Bordonau que no hay unanimidad científica sobre si la fusión de los glaciares del Pirineo se ha acelerado durante las últimas décadas debido a la contaminación humana. Su impresión es que lo hacen al ritmo de siempre. En 1999 la prestigiosa revista Nature publicaba que la fusión de los glaciares y su consecuente ascenso del nivel del mar provocaría la expansión de los océanos y con ella, el aumento del plancton marino que regularía la temperatura global a dos niveles, captando dióxido de carbono con la fotosíntesis y emitiendo azufre a la atmósfera. Ambos fenómenos contrarrestan el calentamiento global al restar dióxido y aumentar la formación de nubes que dispersan la luz solar hacia el espacio exterior. Hay que añadir que las emisiones humanas de carbono sólo significan el 1 por ciento de todo el dióxido de carbono atmosférico, excedente fácilmente asimilable por el actual fitoplancton creciente. Durante diciembre de 2000 la cumbre de La Haya no logró ningún acuerdo ante las informaciones cada vez más bien argumentadas de los agnósticos, una minoría de científicos que veían el calentamiento global como un ciclo natural y no como una consecuencia de la contaminación . De hecho, y en eso tenían bastante razón los agnósticos, el cambio climático global, y mientras no se demostrara lo contrario, era producto de la combinación de diferentes ciclos astronómicos, los conocidos ciclos de Milankovitch que abarcan miles de años, mientras que el calentamiento observado pertenece a pocas décadas. Cambios en la actividad solar, en el eje de rotación terrestre, en las corrientes termohalinas de los océanos o en otros fenómenos regulan los actuales periodos cálidos o fríos. Cabe decir que los modelos informáticos que intentan pronosticar el clima de las próximas decenas y lustros dan previsiones totalmente opuestas ante pequeñas modificaciones de las variables. La física de caos está detrás y el aleteo de una mariposa en el hemisferio norte puede provocar un huracán en el del sur. Así pues los datos instrumentales por ahora recogidos no captan las variaciones climáticas a largo plazo ofreciendo una perspectiva limitada que hace difícil distinguir entre las causas naturales y antropogénicos del cambio climático. Los datos geológicos antiguos y los históricos recientes ya nos dicen que se han producido en otras ocasiones pequeños recalentamientos del planeta como el actual. Durante los siglos X y XI existió un periodo cálido como el presente que permitió a los Vikingos alcanzar Islandia, Groenlandia y Canadá. En aquella época aún no existía contaminación industrial. Otro ejemplo es la Pequeña Edad del Hielo, una serie de siglos de grandes heladas, icebergs bajando por el Ebro y veranos muy frescos entre el XIV y el XIX. Hay que notar que durante ese XIX el mundo industrial ya llevaba contaminando más de un siglo y el clima continuaba resultando extremadamente frío. Por lo tanto, la causa directa del recalentamiento del siglo X y XI y de la frialdad del XIX, no fue producida por polución industrial alguna sino por causas naturales. Por si fuera poco todo lo anterior, y durante el mismo año 2000, el Instituto de Astrofísica de Canarias corroboró que la radiación solar había ido aumentando desde el siglo XVII, un hecho que explicaba el fin de la Pequeña Edad del Hielo y la entrada del calentamiento actual. Pero el año 2007 un libro publicado por la Universidad de Cambridge dobló la apuesta. Sus autores, los físicos Henrik Svensmark y Nigel Calder, explicaban que habían detectado durante todo el siglo XX un aumento claro de los rayos cósmicos del espacio exterior. Dicho libro, The Chilling Stars. Cosmo Views of Climate Change, detallaba que el aumento de rayos cósmicos era gran parte de la causa del aumento de las temperaturas actuales y que por tanto había que averiguar qué influía más en el clima, si la contaminación humana o las causas naturales. Todo aquello fue fulminante para los defensores del calentamiento humano. Pasaron seis años hasta que el IPCC de la ONU respondiera claramente ante los agnósticos. De hecho el mismo IPCC permitió filtrar a la prensa que a finales de 2013 emitirían un informe. Estábamos en enero de 2013 y el IPCC prometía que saldrían a la luz pruebas del calentamiento humano del planeta añadiendo que era extremadamente probable que la contaminación fuera la responsable real del calentamiento actual de todo el planeta, algo contradictorio con los datos de ese mismo año donde la NASA había publicado que la temperatura media global terrestre no había aumentado durante la última década. Por tanto el IPCC de la ONU no acababa de aportar pruebas fehacientes de la causa humana en el aumento de las temperaturas mundiales. Para los agnósticos esto significa que la verdad quiere pocas palabras, la mentira nunca tiene suficiente. Y aquí se acaba la clase, unas sesiones de hechos y razonamientos para ofrecer un buen debate. Ahora sólo queda alcanzar una opinión crítica y bien fundamentada, una conclusión por parte de los interesados. Según los hechos expuestos el calentamiento antropogénico resulta una tesis llena de paradojas donde habrá que ver si el hombre tiene más fuerza que la naturaleza o al revés. La conclusión pues es obvia, hay que dejar que los hechos y la ciencia, y no las opiniones, hagan su camino para alcanzar la verdad bajo tres preceptos esenciales: ser humildes, objetivos y sobre todo pacientes. Mientras tanto, y como decía Soren Kierkegaard, las paradojas son ideas grandiosas en embrión. Ahora mismo el cambio climático está lleno de ellas.

sábado, 24 de agosto de 2013

LA CIÈNCIA MENTEIX

Aquest estiu les noves científiques sobre el canvi climàtic, la capa d’ozó, Atapuerca i fins i tot la vida a Mart, han sorgit amb més o menys difusió pels mitjans. Si un deixa la premsa de carrer i llegeix revistes especialitzades descobreix que en ciència tot és discutible i que molts savis experts no troben cert el canvi climàtic, la destrucció de l’ozó, els enterraments a la Sima de los Huesos d’Atapuerca o la vida marciana. L’estrany és que els arguments d’aquests científics són més sòlids que les corrents majoritàries tot i que pocs els consideren creïbles. La humanitat és més creient que empírica i prefereix fiar-se del que li diu el seu govern estatal, equip de recerca de renom o líder més emblemàtic que no pas escoltar i analitzar el que li argumenta un desconegut. Resulta obvi que la hipòtesi científica recolzada per un lobby de poder assoleix més difusió i èxit que la defensada per una minoria de savis anònims però més experimentats. Aquests es troben soterrats pels grans lobbys científics. En són exemples l’ICPP de l’ONU en el canvi climàtic, la NASA en la capa d’ozó i la vida marciana, i finalment l’equip premi Príncep d’Astúries a Atapuerca. Tot i haver-hi publicacions tècniques i de renom que invaliden aquests grans, la immensa massa continua creient en els qui pensa més importants. Per què fem això els humans? Doncs perquè tenim un cervell paleolític, una ment que poc ha canviat durant els últims 200.000 anys d’ençà la nostra espècie, la sapiens, roman en aquest planeta. Estem dissenyats per l’evolució biològica per tal de seguir i confiar en algun líder que creiem millor que la resta. Des dels caçadors paleolítics passant pel pati escolar fins als herois militars podem observar això en la nostra espècie. Vet aquí que la ciència oficial esdevingui mentidera davant hipòtesis millors i més ben argumentades. Els humans preferim creure el que la majoria i la majoria en el que han afirmat els grans. Resulta més simple i més segur fer-ho així que contrastar altres dades que ens portin al neguit. Galileo va dir que en qüestions de ciència l’autoritat de mil no val tant com el lliure raonament d’un de sol. Avui en dia continuem creient en l’autoritat de mil i la política molt bé que se n’aprofita.

viernes, 23 de agosto de 2013

CANVI CLIMÀTIC DISCUTIBLE

http://www.catalunyavanguardista.com/catvan/el-cambio-climatico-contra-las-cuerdas/ Parlar de canvi climàtic a l’aula s’ha convertit en un galimaties entre creença i ciència. Hi ha equips humans que asseguren que el canvi climàtic està sent accelerat per la pol·lució humana i d’altres que argumenten que falten dades per a tal afirmació. En la primera opció, els defensors de l’acceleració climàtica, s’hi troben equips de recerca estatals, premsa mediàtica i tots els llibres de text escolars. En la segona, els agnòstics a l’escalfament antropogènic, hi ha alguns científics de l’antiga escola, investigadors allunyats de la recerca estatal i els defensors dels interessos petrolers. Davant aquest joc entre creences i recerca sobre el clima global s’obre una pregunta capdal, ¿què expliquem a les escoles? ¿Comuniquem l’holocaust tèrmic que defensa la majoria? ¿O escoltem als agnòstics per veure què ens aporten? Deia Galileu que en qüestions de ciència l’autoritat de mil no val tant com el lliure raonament d’un de sol, ¿què explicar doncs? Molt simple, la veritat. El canvi climàtic global ha estat un increment recent i generalitzat de les temperatures de la Terra abans que nosaltres, els humans, contaminéssim la seva atmosfera. Aquest fet va iniciar-se per causes astronòmiques, i per tant naturals, ara fa uns 15.000 anys. Des d’aleshores, i amb alts i baixos, la temperatura global terrestre ha anat fent-se més benigne abandonant definitivament l’època glacial precedent. De fet el nostra planeta porta oscil·lant entre períodes glacials i temperats uns dos milions i mig d’anys. És a dir, sempre han succeït canvis climàtics a la Terra i el que avui realment es discuteix és si la pol·lució humana pot accelerar, o no, aquesta tendència a l’escalfament encetada fa uns 15.000 anys. Si s’accelera tindran raó els creients en el canvi climàtic global, en cas contrari els agnòstics. Paradoxalment els defensors del canvi climàtic s’han trobat amb multitud de paradoxes. La primera foren els pronòstics de desaparició dels esculls coral·lins prop el 1999. Avui en dia catorze anys més tard encara no s’han observat aquelles prediccions associades al canvi climàtic. La segona la trobem en la glacera del Perito Moreno a Argentina. Aquesta gelera, icona del canvi climàtic, és cada any emesa pels mitjans en ple desglaç primaveral com si cada estació retrocedís més i més. Les últimes dades indiquen que la glacera ha crescut de mida i volum en contradicció amb l’acceleració de l’escalfament induït pels humans. La tercera prové de la xarxa de dades de Suïssa, Pirineus, Austràlia i l’Antàrtida on les temperatures mitjanes han anat disminuint, i no pas pujant, durant els últims anys. Una quarta apareguda en les revistes Nature i Science, ha estat l’augment de l’espessor de les glaceres a l’Antàrtida. La cinquena paradoxa que citarem és l’augment de dos metres de neu en el pic del Mont Blanc als Alps. La sisena contradicció és que la correlació entre diòxid de carboniu i taxa d’escalfament global no sembla taxativament provada, de fet l’augment de la temperatura es podria relacionar amb l’IPC o amb qualsevol variable que augmenti amb el temps. I l’última paradoxa i la més flagrant, durant el maig de 2013 un dels principals climatòlegs mundials, James Hansen, deia en un informe de la NASA que, tot i que el diòxid de carboni sí ha augmentat, l’escalfament s’ha aturat temporalment. Com hem vist el canvi climàtic conté moltes paradoxes i si una teoria acaba acumulant més contradiccions que normes voldrà dir que no esdevé vàlida i que cal rebutjar-la o modificar-la. Oscar Wilde deia que el camí de les paradoxes és el camí de la veritat. Per tant, mostrant les paradoxes fem que els interessats pensin i no s’empassin el que un expert assegura. La raó per la qual el canvi climàtic conté tantes contradiccions és òbvia, els humans no som observadors objectius i en aquest cas s’han comès tres xacres al respecte del suposat escalfament antropogènic: moltes omissions, més errors i massa exageracions. Veiem el primer, les omissions. El passat mes d’agost de 2013, Serge Planton, responsable del grup d’investigació sobre el clima de Méteo France va afirmar que les glaceres alpines estaven retrocedint a causa de l’efecte hivernacle, fet que no contesta en absolut si la contaminació humana està o no accelerant el canvi climàtic. Un altre grup d’omissions les tenim en molts reportatges sobre el canvi climàtic. Posem pel cas “Una Veritat Incòmode” de l’exsenador dels USA, Al Gore. Les omissions en tot el documnetal són clarament intencionades ja que no hi ha cap referència a les desigualtats en les taxes d’emissió entre primer i tercer món i ni molt menys al malbaratament que del petroli en fa Estats Units. En aquest sentit no hi ha cap crítica a la indústria nord-americana, ni a la seva política capitalista, ni a les guerres pels recursos energètics. Sembla per tant sospitable que Al Gore no resulta un polític convertit a l’ecologisme sinó un alarmista. Un tercer grup d’omissions és la trilogia diòxid de carboni, petroli i dòlars. Si parlem de canvi climàtic, estem parlant de carboni i aquest prové majoritàriament de la crema del petroli. Per tant parlar de carboni atmosfèric és parlar dels bilions de dòlars que mou el petroli i dels seus gegantins interessos econòmics, inclosos aquí els dels qui viuen d’investigar l’escalfament planetari. Així s’entenen els pactes de Kyoto on els països rics poden comprar els drets d’emissió de diòxid als estats pobres per així els industrialitzats continuar creixent econòmicament mentre el futur de la gran majoria del Tercer Món romandrà estancada. No val obviar aquí els milers de projectes de recerca sobre l’escalfament antropogènic que si es demostressin dubtosos enviarien a milers de científics a l’atur. Deixem aquí l’apartat d’omissions que explica gran part de les paradoxes del canvi climàtic per passar al segon i nucli del problema, els errors comesos. La ciència és humana i com a tal plena d’equivocacions. Durant el desembre de 2009, Phil Jones, professor i director de la Unitat d’Investigació sobre el Clima de la Universitat d’East Anglia al Regne Unit va dimitir per una suposada manipulació de les dades que exageraven el canvi climàtic. Poc després, durant el febrer de 2010, l’IPCC de l’ONU, l’organisme més important sobre la recerca del canvi climàtic mundial, va caure en fallida degut a una sèrie d’errors que la premsa del moment va destapar. Per una banda van pronosticar una fonedissa de les glaceres de l’Himalaia que mai no s’ha observat, i per l’altre van utilitzar les opinions, i no dades, de guies i alpinistes dels Alps per avaluar, incorrectament, el ritme de retrocés de les glaceres. En fi, la ciència no es construeix amb opinions sinó amb raons. Al final aquest clima d’errors i omissions va fer fracassar la Cimera del Clima a Copenhaguen ja que uns no es creien, o no volien creure’s, la hipòtesi del canvi climàtic. El màxim responsable d’aquella trobada, l’holandès Yvo Boer, va anunciar decebut que dimitia del càrrec durant el febrer de 2010. Davant les omissions i els errors descrits, els creients en l’escalfament antropogènic, i com qui no vol acceptar la realitat, responen amb exageracions en articles i reportatges, una actitud que alimenta la no credibilitat de l’escalfament humà. Per exemple, els gràfics d’augment de temperatura global terrestre mai no són de graus reals sinó el diferencial entre les temperatures mesurades i la norma de dècades anteriors, un truc que exagera les variacions climàtiques. El resultat són gràfics alarmants on l’escalfament sembla escalar pics d’altura infinita. Si simplement representéssim les temperatures mesurades la cosa semblaria no canviar durant anys i anys. De fet, el propi organisme de l’ONU mai no ha estat exempt de cometre aquestes exageracions. L’any 2001 les Nacions Unides van publicar que la temperatura mitjana global terrestre havia crescut 0,6 graus durant tot el segle XX sense saber quina part dels 0,6 corresponia a la contaminació humana. Com es pot veure, són dades totalment ínfimes on sis dècimes en cent anys és com si et diguessin que tens febre perquè el teu cos ha passat de 36 a 36,6 graus. Aniríeu al metge en tal cas? Durant l’agost de 2013, el responsable del grup de recerca sobre el clima de Méteo France, Serge Platon, afirmava que durant els últims cinquanta anys la temperatura dels Alps havia pujat dos graus, quelcom exagerat donat que el maig de 2013 la NASA va dir que l’escalfament s’havia aturat durant l’última dècada. I afegim aquí una altra exageració en el documental d’Al Gore, Una Veritat Incòmode, on s’afirma que la fusió de les glaceres de Grenlàndia faria ascendir el nivell del mar sis metres en pocs anys, quelcom que el consens científic calcula com irreal i exagerat. En paraules del periodista John Carlin parlant del canvi climàtic: el notable de l’època en què vivim és la predisposició de la gent a creure’s el pitjor. Les anteriors omissions, errors i exageracions més les contradiccions que se’n deriven resten credibilitat a l’escalfament antròpic , ¿què cal explicar ara als interessats? Doncs altre cop el mateix, la veritat. La visió dels agnòstics al canvi climàtic ostenta arguments sòlids que cal escoltar. Els agnòstics aquí ens aporten dades i interpretacions que fan pensar molt, quelcom fonamental en una educació sana, crítica i justa. Per exemple Beers més altres autors publicaren l’any 1990 en la revista Nature que l’activitat solar estava augmentant d’ençà feia 300 anys, fet que podia relacionar-se amb l’actual escalfament climàtic. Durant l’agost de 1998 el doctor Jaume Bordonau, especialista en geologia glacial de la Universitat de Barcelona, deia a La Vanguardia que estem al final d’un cicle climàtic i que la tendència natural en els propers mil·lennis hauria de ser al refredament, i no pas a l’escalfament present. Cal esmentar aquí que Burns i altres autors van publicar en la revista Science l’any 2003 que hi ha hagut transicions de fases climàtiques càlides a fredes en només 25 anys, pel que potser l’escalfament actual no sigui la flor que fa estiu, tan sols un parèntesi estacional. Afegia Bordonau després que no hi ha unanimitat científica sobre si la fusió de les glaceres del Pirineu s’ha accelerat durant les últimes dècades per causa de la contaminació humana. La seva impressió és que ho fan al ritme de sempre. L’any 1999 la prestigiosa revista Nature publicava que la fusió de les glaceres i el seu conseqüent ascens del nivell del mar provocaria l’expansió dels oceans i amb ella, l’augment del plancton marí que regularia la temperatura global a dos nivells, captant diòxid de carboni amb la fotosíntesi i emetent sofre a l’atmosfera. Ambdós fenòmens contraresten l’escalfament global al restar diòxid i augmentar la formació de núvols que dispersen el bat solar cap a l’espai exterior. Cal afegir que les emissions humanes de carboni sols signifiquen l’1 per cent de tot el diòxid de carboni atmosfèric, excedent fàcilment assimilable per l’actual plancton creixent. Durant el desembre de 2000 la cimera de l’Haia no va assolir cap acord davant les informacions cada cop més ben argumentades dels agnòstics, una minoria de científics que veuen que l’escalfament global esdevé més una conseqüència d’un cicle natural que no pas de la contaminació. De fet, i en això tenen força raó els agnòstics, el canvi climàtic global, i mentre no es demostri el contrari, és producte de la combinació de diferents cicles astronòmics, els coneguts cicles de Milankovitch que abasten milers d’anys, mentre que l’escalfament observat pertany a poques dècades. Canvis en l’activitat solar, en l’eix de rotació terrestre, en les corrents termohalines dels oceans i en altres fenòmens regulen els nostres períodes càlids o freds. D’altra banda, els models informàtics que intenten pronosticar el clima de les properes desenes i lustres donen previsions totalment oposades davant petites modificacions de les variables. La física de caos hi està darrera i l’aleteig d’una papallona a l’hemisferi nord pot provocar un huracà a l’altre. Així doncs les dades instrumentals per ara recollides no capten les variacions climàtiques a llarg termini oferint una perspectiva limitada que fa difícil distingir entre les causes naturals i antropogènics en el canvi climàtic. Les dades geològiques antigues i les històriques recents ja ens diuen que s’han produït en altres ocasions petits rescalfaments del planeta com l’actual. Durant els segles X i XI va existir un període càlid com el present que va permetre als Víkings assolir Islàndia, Grenlàndia i Canadà. En aquella època encara no existia contaminació industrial com la d’avui en dia. Un altre exemple n’és la Petita Edat del Gel, una sèrie de segles de grans glaçades, icebergs baixant per l’Ebre i estius frescs entre el XIV i finals del XIX. Cal notar que durant el XIX el món industrial ja portava contaminant més d’un segle i el clima continuava resultant extremadament fred. Per tant, la causa directa del rescalfament del segle X i XI i de la fredor del XIX, no fou produïda per pol·lució industrial sinó per causes naturals. Per acabar d’adobar tot l’anterior, i durant el mateix any 2000, l’Instituto de Astrofísica de Canarias va corroborar que la radiació solar havia anat augmentant d’ençà el segle XVII, un fet que explicava la fi de la Petita Edat del Gel i l’entrada en l’escalfament actual. Però l’any 2007 en va caure una de més gran amb un llibre publicat per la Universitat de Cambridge on els seus autors, els físics Henrik Svensmark i Nigel Calder, explicaven que havien detectat durant tot el segle XX un augment clar dels raigs còsmics des de l’espai exterior. L’esmentat llibre, The Chilling Stars. A Cosmis Views of Climate Change, detallava que l’augment de raigs còsmics esdevenia causa de l’augment de les temperatures actuals i que per tant calia esbrinar què influïa més en el clima, si la contaminació humana o les causes naturals. Tot allò va ser fulminant per als defensors de l’escalfament humà. Passaren sis anys fins que l’IPCC de l’ONU respongués davant els agnòstics. De fet el mateix IPCC va permetre filtrar a premsa que a finals de 2013 emetrien un informe. Estàvem a gener de 2013 i l’IPCC prometia que sortirien a la llum proves de l’escalfament humà del planeta, que era extremadament probable que la contaminació fos la responsable de l’escalfament actual de tot el planeta, quelcom contradictori amb les dades d’aquell mateix any on la NASA havia publicat que la temperatura mitjana global terrestre no havia augmentat durant l’última dècada. Per tant l’IPCC de l’ONU no acabava d’aportar proves fefaents de la causa humana en l’augment de les temperatures mundials. Per als agnòstics això significa que la veritat vol poques paraules, la mentida mai no en té prou. I aquí s’acaba la classe, unes tres sessions de fets i raonaments. Ara sols resta assolir una opinió crítica i ben fonamentada, una conclusió per part dels interessats. Segons els fets exposats l’escalfament antropogènic resulta una tesi plena de paradoxes on caldrà veure si l’home té més força que la natura o a l’inrevés. La conclusió doncs és òbvia, cal deixar que els fets i la ciència, i no les opinions, facin el seu camí per assolir la veritat sota tres preceptes essencials: ser humils, objectius i sobretot pacients. Mentrestant, i com deia Soren Kierkegaard, les paradoxes són idees grandioses en embrió. Ara mateix el canvi climàtic n’està ple.

jueves, 22 de agosto de 2013

CRISI O INDEPENDÈNCIA

Deia Josep Santesmases que la història es repeteix però el que es repeteix són les actituds humanes en circumstàncies i temps diferents. Els intents autonomistes catalans actuals van en augment durant aquest segle XXI, més ara amb la crisi econòmica, la realitat catalana d’un balanç fiscal negatiu i la necessitat de divisa a les arques de la Generalitat. Una despesa i endeutament excessius per part de l’anterior govern, infinitament més espanyol que català, més una especulació no diversificada i sols en el totxo, n’han estat les principals raons. Ara els contribuents hem de pagar un deute gegantí que en gran part bancs estrangers cobren dels nostres impostos i baixada de sous. Es busca amb desesperació bancs aborígens, valents i inversors però molts d’aquests ja cobren el rèdit generat pel deute públic que ells compren. És a dir, ells han passat d’inversors a rendistes, la qual cosa ja va succeir durant la crisi econòmica catalana del segle XIV amb Pere el Ceremoniós. Es fa obvi que el greu de l’assumpte és que els catalans no hem après de la història. També durant el segle XIX va transcórrer el mateix amb l’especulació exclusiva en el tèxtil. Com ha passat ara amb el totxo, aleshores no es va diversificar l’economia basada en les teles i va petar una crisi de cavall com l’actual. Davant la manca de calaix català, intents autonomistes aparegueren, la d’en Prat de la Riba per exemple, acompanyades de revoltes amb repressió castellana que ara equivaldrien als nostres indignats. Al final va passar que el govern espanyol va prohibir el nostre dret a decidir i tot va seguir igual, un balanç fiscal català en números vermells i un Estat Català en la utopia històrica. Com sempre, la història ens mostra el camí que podem repetir. Per desgràcia molts anticatalanistes negaran aquests fets històrics però pitjor serà que molts d’aquí no els saben ni tenir presents. Deia Inger Enkvist, professora de la Universitat de Lund a Suècia, que tots els règims autoritaris s’han destacat per voler imposar l’amnèsia històrica als seus súbdits i afegia Josep Pla que la llei de la història és la tendència a l’oblit.

sábado, 10 de agosto de 2013

WERT O CURT DE MIRES

Aquest estiu, qui hagi o no viatjat, ha observat com Turquia i Egipte han petat per culpa de governs que han volgut fer-se massa islàmics, és a dir, per culpa de polítics que han volgut imposar els seus prejudicis. Internet, la cultura compartida i fins i tot la globalització estant regalant criteri per arreu i els pobles ja no combreguen amb rodes de molí. Tot i així, el nostre ministre d’educació, que no pas de cultura, continua curt de mires però ple de prejudicis que defensen els braus com a art, l’espanyolització dels catalans com una millora ètnica nacional o la moral catòlica com a religió universal a les escoles. No s’estarà equivocant el senyor Wert? Òbviament aquesta època no era la més idònia per imposar més prejudicis. El nostre ministre empaita uns objectius que res tenen a veure amb l’educació objectiva, ans al contrari, aquests arrelen d’una Espanya del passat. L’escola lliure hauria de buscar tres coses, oferir coneixements reals, formar bons professionals i induir una ètica solidària entre els nostres ciutadans. Wert sembla voler fer tot el contrari assassinat braus com a cultura, adoctrinant en l’espanyolització i predicant catolicisme com a única fe. Amb un ministre així Egipte i Turquia romanen a la propera cantonada d’una Espanya cada cop més dopada de prejudicis. El cantautor valencià Ovidi Montllor deia que hi ha gent a qui no li agrada que es parle, s’escriga o es pense en català. Aquesta es la mateixa gent que no li agrada que es pense, es parle i s’escriga.

sábado, 3 de agosto de 2013

VICTUS Albert Sánchez Piñol

Novel·la històrica força objectiva d’inici intens, penetrant i brutal. Redacció sincera, sense embuts, amb alguns tocs ben situats de sorna i ironia a l’estil Eduardo Mendoza. Molt bon ritme de lectura gràcies a una sintaxi àgil i sense sofisticacions gongorianes, i gràcies també a un vocabulari adient sense complicacions extremes. La bona documentació històrica confereixen al text un realisme punyent tot i la gegantina creativitat introduïda, una imaginació lògica, imprevisible i molt ben encaixada amb els fets històrics. En conjunt, l’equilibri entre fets i estil regalen a la novel·la el que tot lector desitja, el plaer de llegir més un intens fer pensar. En aquest sentit, i en molts moments, el guió emet aromes d’actualitat política on la nombrosa púrria pateix el pitjor mentre una minoria política es troba massa distreta defensant paraules allunyades del poble. Des del 1714 fins avui dia tot ha canviat per tal que res canviï. En aquest sentit, l’autor, tot i ser català, no cau en cap maniqueisme entre bons i dolents, entre castellans i catalans, no, no ho fa pas deixant que els fets descriguin les virtuts i les baixeses d’uns i altres personatges. La desfeta de l’11 de setembre de 1714 no fou un combat entre bons i dolents, sols esdevingué una derrota engendrada pels gegantins interessos que les corones europees ensumaven, bavejaven i conspiraven. Catalunya n’era la més ingènua de les parts. En conjunt, la novel·la de l’Albert Sánchez Piñol assoleix un excel·lent equilibri entre forma i continguts, tot i que un pèl pobre de vocabulari, omple aquesta mancança amb una riquesa extensa de detalls ben enllaçats on lògica i imaginació creen personatges reals, empàtics i molt creïbles. El final és d’una durada adient, desenllaç humà i de gran intensitat emocional per al lector (Doha, Qatar, 13-07-2013)